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Buenos Aires, juniors de oro

En la final de caballeros del Torneo Argentino de Selecciones Sub 21, Buenos Aires le ganó a Córdoba con un categórico 6-2. En el Estadio Panamericano de la ciudad de Mar del Plata, el seleccionado porteño sumó un trofeo más a su extenso palmarés luego de demostrar superioridad táctica, técnica y física.

Domingo de humedad y calor en la ciudad de Mar del Plata, donde Buenos Aires y Córdoba llegaron a la final luego de haber superado a Mendoza y a Litoral, respectivamente. Las condiciones meteorológicas no ayudaron a contrarrestar el desgaste físico que ambos equipos cargaban previo a la final. Deterioro típico de los torneos organizados por la Confederación Argentina de Hockey: muchos partidos en poca cantidad de días. En el caso del torneo de los juniors, los finalistas atravesaron cuatro partidos en los tres días previos. Calificado por muchos jugadores como “picadora de carne”.

Próximos a jugar los últimos 60 minutos en busca del oro, ambos equipos pararon un sistema 3-4-3. Desde el pitido inicial, Buenos Aires buscó penetrar el campo cordobés a través de triangulaciones por el centro para luego atacar por fuera con espacio. Córdoba, por el contrario, apeló a la velocidad y técnica de sus volantes externos, lateralizando el juego. Ambos sistemas dieron sus frutos, con Buenos Aires poniéndose en ventaja a los dos minutos con un tiro de revés al ángulo de Tobías Silvetti, previa recuperación por derecha luego de una presión alta. Córdoba no desesperó y siguió su libreto. Una de sus figuras que participa con Los Leones, Ladislao Gencarelli, desbordó en velocidad por derecha para asistir a Joaquín Vázquez, que colocó la pelota en un ángulo con un push. Seis minutos y el marcador nuevamente quedó igualado. El resto del primer cuarto transcurrió siempre en mitad de cancha, donde ambos equipos igualaron la posesión de la bocha sin lastimar demasiado.

Llegaron los primeros dos minutos de descanso donde Agustín Lavagno (B. Aires) y Maximiliano Ugalde (Córdoba) repartieron indicaciones mientras los jugadores se hidrataban. Gestos de calma circularon por ambos bancos de suplentes.

Esa calma fue la que permitió al equipo porteño triangular para llegar al área y conseguir su primer córner corto del encuentro a los 25 minutos. Córner bien ejecutado pero que la defensa cordobesa defendió con infracción: la bocha pegó en el pie de un defensor que se encontraba debajo de los tres palos, penal. Federico Moreschi, compañero de Gencarelli en Argentina, se encargó de ejecutarlo. Amague hacia la derecha, tiro al ángulo izquierdo, soberbia definición del delantero del Club Ciudad de Buenos Aires. La desventaja puso nervioso a Córdoba, cometiendo malos pases que impedían penetrar el campo rival. Además, un concierto de errores defensivos llevó a cederle otro penal a Buenos Aires. Ésta vez el encargado fue Ulises Janse, capitán, pero demasiada fuerza terminó elevando el tiro por encima del travesaño. Córdoba respiraba.

Segundo entretiempo, ésta vez de cinco minutos, mientras los 300 espectadores ansiaban más goles. El clima amenazaba con lloviznas intermitentes, pero pararon al inicio del tercer cuarto.

La reanudación trajo a la vista el famoso desgaste. Pero Buenos Aires supo manejarlo a la perfección con su mayor virtud, la técnica. El que mejor maneja la bocha, menor cansancio sufre, por lo que Buenos Aires hizo caso a Lavagno y comenzó a mover la pelota a lo ancho del sintético (que se encontraba en mal estado, por cierto). La mayor movilidad de pelota generó desesperación en Córdoba y una mala presión dejó mano a mano a su defensa con los delanteros porteños. A los 36 minutos, Santiago Torrigiani recibió un pase largo desde la derecha y sólo le bastó con eludir en velocidad a un cordobés para definir de revés y poner el 3-1. Córdoba logró recomponerse defensivamente luego del gol, pero la remontada se hacía más difícil. Cediendo el control de la bocha, apostó a contragolpear sin tener mucha eficacia. Buenos Aires siguió avanzando en posesión y con un nuevo ingreso al área consiguió otro córner corto. Pararon dos bases para abrir la defensa cordobesa, y en la izquierda, arrastró Ezequiel Molina. Misil al ángulo izquierdo, nada que hacer para Gonzalo Yanello, arquero de Jockey de Córdoba. 4 a 1 y último entretiempo.

Los últimos 15 minutos representaron la chance final para Córdoba. Dispuestos a dejar su resto físico y con la intención de empatar para forzar los penales, cada acción con y sin bocha fue avanzar hacia adelante pero con poco criterio. Los errores en el manejo de la pelota fueron aprovechados por Buenos Aires, que encontró espacios para atacar debido a un rival descompensado en defensa. Felipe Merlini puso el 5-1 a los 46’ después de un desborde por derecha y centro al segundo palo. Un minuto después, otro mazazo, Lucas Toscani hizo el gol del torneo al pasar a tres cordobeses dentro del área para definir de revés con un caño al arquero. A pesar del 6-1, Córdoba siguió insistiendo en atacar siendo lo más vertical posible. Buenos Aires, más replegado esperando el final del partido, tuvo errores defensivos que derivaron en un córner corto para Córdoba. Lautaro Ferrero fue el encargado de arrastrar fuerte a la derecha para el descuento cordobés. 6-2, con diez minutos restantes. Diez minutos que transcurrieron sin penetraciones a ninguno de los dos círculos, pero sí con tarjetas verdes y amarillas para ambos equipos, producto de quites a destiempo.

Sonó la chicharra y el banco de suplentes de Buenos Aires corrió a fundirse en un abrazo con los once de campo. Los clásicos cantos de ¡Dale campeón! se hicieron escuchar mientras se esperaba para levantar la copa dorada. Por otro lado, Córdoba también fundido en un abrazo, era arengado por el entrenador mientras decía que dejaron todo.

Dirigentes nacionales entregaron el bronce, plata y oro; mientras familiares y espectadores aplaudían el final de un torneo exigente en lo técnico, táctico, pero sobre todo en lo físico.